Introducción
El 20 de enero de 2009, en su primer día como presidente de los EE. UU, Barack Obama firmó el Memorándum sobre Transparencia y Gobierno Abierto. Esto representó una nueva era de apertura gubernamental, que buscaba reducir la enorme asimetría de información que imperaba entre la sociedad estadounidense y su gobierno. La base de esta nueva estrategia consistiría en ordenar a las agencias de gobierno a que hicieran pública su información como datos abiertos, utilizando formatos estandarizados, legibles por máquina y bajo licencias abiertas (Office of the Press Secretary, 2013). En palabras del presidente, la apertura fomentaría la “transparencia, participación pública, y colaboración” (Obama, 2009). Estas ideas se propagarían rápidamente por el resto del mundo y, para diciembre de 2012, la Unión Europea (UE) habilitaría su Portal de Datos Abiertos mientras que en América Latina, México y Colombia serían pioneros con el lanzamiento de sus respectivas plataformas de apertura en 2015.
Cada uno de estos esfuerzos tenía como característica común su enfoque en hacer a las instituciones de gobierno más transparentes y responsables al colocarse bajo el escrutinio público. No obstante, en los últimos años ha surgido una tendencia por hacer que los gobiernos ya no utilicen únicamente a los datos abiertos como una herramienta de transparencia y rendición de cuentas. Se comenzó a buscar que además se aproveche su potencial para mejorar la eficiencia de los gobiernos, facilitando el diseño, monitoreo y evaluación de políticas públicas (Muente-Kunigami, Serale, 2018). Por ejemplo, en materia de acceso y uso de tecnologías de la información, los gobiernos poseen estadística muy valiosa que puede ser contrastada y enriquecida por el sector privado, la academia y la sociedad civil para desarrollar estrategias de conectividad más integrales, incluyentes y efectivas. Bajo esa lógica, la (re)-utilización de datos abiertos del sector público adquiere relevancia como un importante catalizador de innovación al servicio de la sociedad.
Para empezar: ¿exactamente a qué nos referimos con datos abiertos?
Para plantear la importancia de la (re)-utilización de datos abiertos, es fundamental precisar qué son y cómo funcionan. Los datos abiertos son “datos digitales que son puestos a disposición del público con las características técnicas y jurídicas necesarias para que puedan ser usados, reutilizados y redistribuidos libremente por cualquier persona, en cualquier momento y en cualquier lugar” (Open Data Charter, 2016). Esta definición se puede reducir a datos abiertos “gubernamentales” o del “sector público”, si los datos digitales puestos a disposición son recopilados, producidos o pagados por organismos públicos (Berends, Carrara, Engbers, Vollers, 2020). Dentro de la enorme gama de datos que el gobierno puede poner a la disposición del público resalta información tanto de contenido político, económico y social hasta medioambiental, geográfico e incluso de innovación científica.
Para que los datos abiertos puedan ser correctamente aprovechados, existen ciertas condiciones que se deben de cumplir. Es necesario que la apertura de datos sea “por defecto”, es decir, que exista la infraestructura para que la liberación de datos sea constante y automática. Las únicas excepciones son aquellos datos que atentan contra el derecho a la privacidad de las personas y aquellos que son considerados relevantes para la seguridad nacional (Muente-Kunigami, Palomino, 2019). Asimismo, la mayoría de los datos evolucionan con el tiempo, y consecuentemente es necesario habilitar procesos que actualicen sus cambios con la frecuencia que sea necesaria (Garriga-Portola, 2011). Que el sector público comparta esta información brinda la oportunidad para que empresarios, académicos, sociedad civil e incluso el mismo gobierno encuentren nuevas formas de utilizar los datos y a partir de ellos creen productos y servicios innovadores.
La (re)-utilización de la información del sector público al beneficio de la sociedad
Los documentos y bases de datos elaborados por los organismos del sector público constituyen un conjunto amplio, diverso y valioso de recursos que pueden ser reutilizados para encontrar soluciones innovadoras a las problemáticas más apremiantes que enfrentamos en la actualidad (Parlamento Europeo, 2019). Estos datos ofrecen nuevas oportunidades para que los gobiernos colaboren con los ciudadanos, evalúen los servicios públicos y conjuntamente desarrollen mejorías. Asimismo, las empresas y los emprendedores utilizan la información para entender mejor los mercados potenciales y preparar nuevos productos (Banco Mundial, 2013). No obstante, para que los datos abiertos puedan generar valor se necesita avanzar en la estandarización de la calidad, en la accesibilidad y la publicación en formatos fáciles de usar (Muente-Kunigami, Serale, 2018).
Al respecto, el 16 de julio de 2019 entró en vigor la Directiva (UE) 2019/1024 del Parlamento Europeo y del Consejo relativa a los datos abiertos y la reutilización de la información del sector público. Esta directiva representa la estrategia más ambiciosa hasta la actualidad para regular y aprovechar plenamente el potencial de la información del sector público. La legislación mandata a los Estados a brindar acceso en tiempo real a datos dinámicos (de movilidad, conectividad, jurídicos, financieros, meteorológicos, etc.) a través de plataformas especializadas, aumentando el suministro de datos públicos, incluyendo los de empresas públicas y organizaciones que realizan actividades de investigación, como centros y universidades (Parlamento Europeo, 2019). Esta legislación representa un buen punto de partida que puede servir como ejemplo para el resto del mundo en donde la mayoría de los países aún batallan por sacarle el máximo provecho a los datos abiertos.
Por ejemplo, en materia de conectividad y regulación, la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) establece como una acción prioritaria el establecimiento de mapeos de conectividad a partir de los datos disponibles sobre infraestructura digital. Esto, entre otras cuestiones, permite identificar brechas de mercado y a las partes interesadas en intervenir para mejorar los servicios. En ese sentido, la economía digital conduce a la generación de grandes volúmenes de datos por lo que es fundamental que los gobiernos entiendan qué datos recopilar, quién debe recopilar qué y cuáles son los intereses relevantes del sector público, la industria y los consumidores (UIT, 2019). Desafortunadamente, debido a la falta de colaboración, en muchas ocasiones los sectores público y privado desconocen la información con la que cuenta su contraparte, por lo que duplican los datos que recopilan u omiten información relevante. En ese sentido, la (re)-utilización de datos abiertos tiene el potencial para generar sinergias entre el gobierno, proveedores de servicios, inversionistas y beneficiarios, en donde el intercambio de información permite mejorar las estrategias de conectividad.
En síntesis…
La (re)-utilización de datos abiertos gubernamentales por parte del sector privado, la academia, la sociedad civil e incluso del mismo gobierno permite que se encuentren nuevas formas de aprovechar esta información para desarrollar productos y servicios innovadores al beneficio de la sociedad. En materia de acceso y uso de tecnologías de la información, en dónde es esencial la interacción y cooperación entre múltiples actores más allá del gobierno, los datos abiertos representan una herramienta fundamental para el desarrollo de estrategias más robustas e integrales de conectividad. No obstante, aún existen barreras que deben de ser superadas para consolidar todo su potencial. Se debe de avanzar en la implementación efectiva de políticas de datos, enfatizando la importancia de contar con legislaciones que aborden la estandarización de la calidad de los datos, la creación de infraestructura óptima para la distribución y actualización constante de la información, y la identificación de actores relevantes para su (re)-utilización. Es así como los datos abiertos del sector público pueden convertirse en recursos clave para la innovación social y el crecimiento económico.
Referencias bibliográficas
Berends, Jorn. Carrara, Wendy. Engbers, Wander. Vollers, Heleen. (2020). Re-using Open Data. European Data Portal. URL: https://data.europa.eu/sites/default/files/re-using_open_data.pdf
Garriga-Portolà, Marc. (2011). ¿Datos abiertos? Sí, pero de forma sostenible. El profesional de la información, v. 20, n. 3, pp. 298-303. DOI: 10.3145/epi.2011.may.08 URL: https://revista.profesionaldelainformacion.com/index.php/EPI/article/view/epi.2011.may.08/21204
Muente-Kunigami, Arturo. Serale, Florencia. (2018). Los datos abiertos en América Latina y el Caribe. Banco Interamericano de Desarrollo. URL: https://gobiernoabiertogto.org.mx/documentos/libros/48.pdf
Muente-Kunigami, Arturo. Palomino, Norma. (2019). Datos Abiertos: conceptos básicos y temas clave. Banco Interamericano de Desarrollo. URL: https://blogs.iadb.org/conocimiento-abierto/es/datos-abiertos/
OCDE (2020). OECD Open, Useful and Re-usable data (OURdata) Index: 2019. URL: https://www.oecd.org/gov/digital-government/ourdata-index-policy-paper-2020.pdf
Office of the Press Secretary. (2013). Executive Order – Making Open and Machine Readable the new Default for Government Information. The White House. URL: https://obamawhitehouse.archives.gov/the-press-office/2013/05/09/executive-order-making-open-and-machine-readable-new-default-government-
Parlamento Europeo. (2019). Directiva (UE) 2019/1024 del Parlamento Europeo y del Consejo relativa a los datos abiertos y la reutilización de la información del sector público. URL: https://eur-lex.europa.eu/legal-content/EN/TXT/PDF/?uri=uriserv:OJ.L_.2019.172.01.0056.01.SPA
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s/a (2013). Cómo empezar una iniciativa de Datos Abiertos de gobierno. Banco Mundial. URL: http://opendatatoolkit.worldbank.org/es/starting.html
UIT. (2019). Inclusive Connectivity: The future of regulation. Global Symposium for Regulators GSR 2019. URL: https://www.itu.int/en/ITU-D/Conferences/GSR/2019/Documents/ChairmansReport_Final_E.pdf
Crédito de imagen: Kaleidico