Violencia de género en línea contra las juventudes: una deuda que tenemos pendiente

Las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) para las infancias y las juventudes representan una oportunidad de desarrollo, de acceso al conocimiento, de aprendizajes colectivos y de desenvolvimiento en una sociedad en la que el espacio digital se ha vuelto una extensión directa de nuestra vida. Estas herramientas han cambiado la manera en que las infancias se relacionan entre sí: han descubierto maneras de comunicarse a través de videos, imágenes, stickers y explotan su creatividad en un mundo digitalizado. 

No obstante, el origen étnico, social, alguna discapacidad, el idioma o el desplazamiento  forzado han agudizado la brecha digital de las infancias y juventudes. Esto sin duda alguna representa una coerción a sus derechos humanos en el espacio online y offline. La Unicef en su informe Niños en un mundo digital ha cuestionado si la influencia de Internet en la niñez “es una bendición o una amenaza” para el desarrollo individual y colectivo (1). Por un lado, se preguntan si un niño con discapacidad cerebral ha tenido oportunidad de estar en línea ya que “por primera vez en su vida sus aptitudes son más “visibles” que su discapacidad”. Por otro lado, se preguntan  si “una niña de 14 años cuyo ex novio creó un perfil en las redes sociales con imágenes de desnudos que él mismo le obligó a hacerse”(2) representan un mal para la niñez que tiene acceso a Internet. 

Necesitamos reflexionar sobre internet y las TIC como herramientas que potencian el desarrollo de las capacidades de la niñez, contribuyen a que puedan conocerse y expresarse de maneras distintas a las que hemos conocido, que aprendan nuevas aptitudes y puedan hacerse visibles en línea a través de herramientas multimedia. Sin embargo, también es cierto que Internet ha contribuido a la amplificación de discursos de odio y violencias contra la niñez como el acoso, el abuso sexual, el mal uso de sus datos personales, la coptación por parte de personas mayores (grooming) o violaciones a sus derechos humanos como su libertad de expresión, su educación, o verse expuestos a contenidos no deseados o delicados. Por esta razón, es importante que pensemos las tecnologías digitales como herramientas con sus pros y contras, y no a partir de una visión dicotómica en donde  internet es “bueno o malo” para las infancias y por lo tanto debamos restringir o vigilar constantemente su acceso. Necesitamos educar sobre la seguridad en línea y cómo podemos proteger a las infancias de manera autónoma y colectiva. 

En México, en 2020 al menos el 39.6% de las niñas y niños entre 6 y 11 años no tuvieron acceso a internet en su hogar, es decir, 5.22 millones no  pudieron conectarse a sus clases en línea durante la pandemia (3). Esto también es una forma de violencia y un aspecto que contribuye al rezago y a potenciar las desigualdades que ya existen para la niñez mexicana. Asimismo, la periodista Sonia del Valle documentó que, en México, cada minuto, 5 adolescentes y jóvenes son víctimas de la violencia digital. Según su fuente, en 2016 los datos indican que 1 millón 961 mil adolescentes y jóvenes de entre 12 y 19 años sufrieron algún tipo de violencia digital, mientras que para 2019 la cifra subió a 2 millones 731 mil 312 (4).

A esto se suma que las niñas son propensas a sufrir violencia de género en línea por las violencias estructurales que viven día a día por ser mujeres. La violencia y discriminación se trasladan al espacio digital para ellas y, muchas veces, si han sido víctimas de acoso, hostigamiento, expresiones discriminatorias, abusos psicológicos o violencia sexual  en el espacio físico es probable que sufra violencia de género en línea antes o después. Como resaltan activistas por los derechos digitales de las mujeres, lo virtual es real y, por tanto, tiene repercusiones en el cuerpo físico y mental de las mujeres. Es así como la violencia digital se traduce en la vulneración de derechos esenciales de las mujeres, como es el derecho a vivir una vida libre de violencia, el derecho al uso de internet, el derecho a la información, entre otros más.

Entre 2020 y 2021 realizamos el informe Chidas en línea: Un estudio del impacto de la violencia digital contra las adolescentes en México (5) que aborda cómo la violencia digital contra adolescentes mexicanas de entre 12 y 17 años de edad afecta a este sector de la  población, quiénes son sus principales agresores, si conocían o no protocolos de denuncia, qué consecuencias ha tenido en su desenvolvimiento en los espacios digitales y cómo han afrontado esta situación. 

Consideramos necesario abarcar este tema ya que en México conocemos la  violencia hacia las mujeres pero hemos dejado de lado a la niñez y a la juventud mexicana cuando sabemos que estadísticamente las mujeres comienzan a sufrir violencia digital desde los 12 años. Para saber esto realizamos quince entrevistas semiestructuradas en donde pudimos entender mejor el impacto de la violencia digital, el cual, si bien iniciaba en las plataformas digitales, casi siempre se trasladó al espacio físico, con más personas involucradas  y varios procesos de revictimización. Por otro lado, realizamos una encuesta en donde nos encontramos que la mayoría de ellas ha pasado por situaciones de acoso, expresiones discriminatorias y amenazas Entre los datos que pudimos recopilar desde Chidas en Línea, destacamos que de las adolescentes que participaron en la encuesta, las mujeres de 17 años están más expuestas a  la violencia de género en línea. Los tipos de violencia que más han sufrido son el ciberacoso con un 18% de las encuestas, seguido del 14% que pasó por situaciones de expresiones discriminatorias y el 7% sufrió amenazas y acceso o control no autorizado.

Destacamos también que el 48% de las adolescentes que participaron en la encuesta y que pasaron por una situación de violencia digital reconocen a su agresor, es decir, fue una persona cercana a su entorno. Por otro lado, el 75% nos dijo que desconocía los protocolos de denuncia en estas situaciones de violencia de género en línea tanto en escuelas como en ministerios públicos. Además, un 30% no pidió apoyo ante dicha situación. Para los casos en que sí pidieron ayuda, el 29% acudió a una amiga, el 26% a su familia, el 6% a una autoridad escolar y tan solo el 1% pidió apoyo a la policía cibernética.

Esto impacta de manera negativa en sus vidas, ya que no solo se queda en la agresión sino que se refleja en un círculo de violencia en el que las mujeres están expuestas a sufrir más violencias. Al menos el 32% de las encuestadas vivió situaciones de acoso y bullying en sus espacios escolares después de la agresión digital, el 3% recibió amenazas, el 6% recibió agresiones verbales, emocionales o físicas y el 3% tuvo secuelas psicológicas. Por otro lado, el 14% cerró sus redes sociales y el 5% dejó de ir a clases.

Por otra parte, una de las observaciones que más destacamos de este informe es que las adolescentes señalaron que el acercamiento al feminismo les ayudó a entender que vivir una situación de violencia  de género en línea no es  su culpa, esto abonó a su proceso de sanación y empoderamiento; además, la gran mayoría de las personas entrevistadas comentaron que están interesadas en conocer y aprender más sobre el tema para apoyar a otras mujeres que se encuentren en una situación similar a las que ellas pasaron.

Es importante que todas las personas y en todos los sectores de la población en donde se desenvuelven las infancias y juventudes, contribuyamos a erradicar la violencia de género en línea contra las adolescentes. Por esa razón creemos que es importante para la prevención fomentar la confianza a través de la escucha activa, hablar de qué acciones tomaríamos o qué protocolos activaremos como recintos educativos si nos encontráramos ante estas violencias, dejar de culpar a las adolescentes por las acciones de los agresores. 

Parte de la prevención ocurre cuando comenzamos a hablar sin tabúes sobre qué es la violencia digital, cómo se reproduce y cómo afecta a las mujeres adolescentes a través de campañas, talleres o materiales informativos, también es importante que fomentemos entre los estudiantes y los profesores el reconocimiento de los derechos que tienen las mujeres en el espacio digital. 

Las mujeres adolescentes en sus propias palabras expresaron que es necesario que se les escuche sin juzgarles, que no quieren que les confronten con las personas que les agredieron y sobre todo que no las obliguen a tomar acciones si no se sienten listas. 

Como sociedad tenemos una obligación con las infancias y las personas jóvenes y esa es escucharles de manera atenta, buscar y fomentar que su individualidad y sus derechos sean respetados en todos los niveles tanto en el espacio digital como en el espació offline. 

Desde Chidas en Línea adquirimos este compromiso y a través de este estudio compartimos sus testimonios y la maneraen que les gustaría habitar internet. Si quieren conocer más sobre el proyecto y leer los procesos de las mujeres jóvenes mexicanas que han enfrentado violencia de género en línea, les invitamos a leer el informe en chidasenlinea.org

 

Notas al pie:

  1. UNICEF (2017) “Niños en el mundo digital”. Disponible en: https://www.unicef.org/media/48611/file 
  2.  UNICEF (2017) “Niños en el mundo digital”. Disponible en: https://www.unicef.org/media/48611/file
  3. INEGI (2020). “Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH)”, Instituto Nacional de Estadística y Geografía, abril 2020. Disponible en: https://www.inegi.org.mx/programas/dutih/2020/ 
  4. Del Valle, S. (2020). “Cada minuto, 5 adolescentes y jóvenes son víctimas de la violencia digital”, en Animal Político, 27 de octubre 2020. Disponible en: https://www.animalpolitico.com/pluma-purpura-repensar-la-educacion/cada-minuto-5-adolescentes-y-jove-nes-son-victimas-de-la-violencia-digital/?fbclid=IwAR0rUUorIj5MUqhgkLEG2-P3N4S9cQRfL26FlJcnTVzhjHOAPsIQVTcrX3M
  5. Chidas en línea (2021) “Chidas en línea: Un estudio sobre el impacto de la violencia digital contra las adolescentes en México. Disponible en: https://chidasenlinea.org/sin-violencia/informe-chidas-en-linea.pdf 

 

Otras fuentes consultadas:

 

 


 

Crédito de imagen: Annie Spratt