Hábitos digitales y conductas de riesgo en el uso de internet: la realidad de niñas, niños y adolescentes

Las redes sociales se han convertido cada vez más en un medio clave para la interacción social, pues es relativamente fácil acceder a una cuenta. Además de ser gratuitas, existen pocos filtros para obtener una nueva cuenta y es posible acceder desde una amplia variedad de dispositivos. Asimismo, en las últimas décadas ha crecido notablemente la cantidad de usuarios, sobre todo personas menores de edad (Tejada Garitan, Castaño Garrido y Romero Andonegui, 2019; UNICEF, 2016), quienes se han visto incluso muy conectados debido al confinamiento por la pandemia de COVID-19 y el traslado a la educación virtual (UNICEF, 2020).

Sin embargo, también ha crecido el riesgo de sufrir violencia por parte de los usuarios más jóvenes, quienes muchas veces acceden a dispositivos y plataformas digitales en soledad y sin supervisión (Livingstone, Kardefelt Winther, y Hussein, 2019; Save the Children, 2019). Entonces, ¿Qué hábitos digitales pueden considerarse “de riesgo” en internet? ¿Qué sucede cuando los menores de edad acceden a plataformas digitales? A través de un estudio exploratorio en la ciudad de Chetumal, Quintana Roo observamos que aproximadamente dos tercios de las personas menores de edad encuestadas navegan en internet y las redes sin supervisión o en soledad. En este artículo mostramos los principales resultados.

 

Introducción

Durante el aislamiento de la pandemia por COVID-19 hubo un aumento notable en el número de personas que tuvo que adaptar sus actividades cotidianas y utilizar internet y las TICs, por ejemplo en  aspectos laborales, escolares o dinámicas familiares, entre otras actividades (Global Overview Report, 2021). 

La pandemia por covid-19, al igual que para otros países, tuvo un impacto en la dinámica digital de las personas que viven en México. El confinamiento y la necesidad por estar conectados han generado un crecimiento en el uso de plataformas digitales. La educación a distancia o facilitada por el uso de las tecnologías provocó que muchos menores de edad tuvieran que acceder a dispositivos electrónicos e internet para poder ejecutar sus actividades escolares. Sin embargo, muchos de ellos debieron afrontar procesos de adaptación al uso de las tecnologías sin la supervisión y/o acompañamiento por parte de personas adultas, quedando expuestos a múltiples riesgos que pudieran dañar su integridad y/o la de sus familiares. Esta situación ha visibilizado la importancia de incorporar la discusión sobre qué hábitos digitales son los recomendados para proteger la integridad y la información de los menores de edad cuando hacen uso de internet.

Pero, ¿qué son los hábitos digitales? En primera instancia debemos mencionar que un hábito se refiere al conjunto de las costumbres, además de formas de percibir, sentir, juzgar, decidir y pensar (Perrenoud, 1996). Un hábito es una conducta adquirida por repetición o aprendizaje y convertido eventualmente en un automatismo. Tomando en cuenta lo anterior, podemos entender a los “hábitos digitales” como aquellos mediados por la tecnología (por ejemplo, las compras por internet, el teletrabajo, la banca electrónica, publicar en redes sociales, etcétera). El uso cotidiano de los smartphones ilustran algunos de los hábitos digitales de las personas, como por ejemplo, revisarlo en la madrugada, realizar la mayor parte de las actividades cotidianas con el teléfono a un lado o incluso utilizarlo en situaciones sociales. Todas estas acciones se realizan de manera implícita o automática, lo que puede resultar preocupante cuando se trata de conductas repetidas que conllevan algún riesgo para la privacidad o dignidad como postear datos personales o no tener un adecuado filtrado y privacidad en línea que pudieran poner en riesgo a las personas usuarias.

Hoy en día muchos niños, niñas y jóvenes pasan gran parte de su tiempo conectados a internet a través de sus dispositivos, principalmente smartphones y computadoras (INEGI, 2020). Una de las principales actividades que realizan es navegar en redes sociales, utilizar juegos de video, o ver videos en línea (Global Overview Report, 2022). Esto, generalmente lo realizan en sus tiempos de ocio y entretenimiento, y muchas veces sucede en soledad y sin contar con conocimientos generales acerca de los riesgos que existen al navegar por internet, lo que tiene el potencial de convertirlos en una población vulnerable y ser víctimas de violencia en línea (INTECO, 2013). 

Una de las principales situaciones en las que se pueden ver inmersas las personas menores de edad que utilizan internet y redes sociales sin tener conocimientos o supervisión es el ciberacoso sexual, también llamada por algunas personas como “pederastía digital” o Child-grooming (Ronces, 2019). Esta forma de violencia consiste en que una persona adulta, a través de la utilización de plataformas digitales, se ponga en contacto con personas menores de edad con el fin de ganar su confianza y amistad y posteriormente solicitarle contenido de tipo sexual o íntimo (INTECO, 2013).  Esta acción vulnera los derechos de niños, niñas y adolescentes que utilizan internet y redes sociales, poniendo en riesgo su integridad, seguridad personal y su dignidad. El child-grooming o pederastía digital presenta serias consecuencias, como el riesgo de que el material íntimo circule en diferentes plataformas digitales, llegando incluso a la distribución de material de abuso sexual infantil (1) para fines de lucro, sin contar las consecuencias a nivel psicosocial que presentan las víctimas.

Por lo anterior, y para tener un acercamiento sobre los hábitos digitales que pueden poner en riesgo a las personas menores de edad, realizamos una investigación buscando conocer los hábitos digitales de infantes en México, para poder comprender en qué medida se encuentran niñas y niños expuestos a riesgos a través de su interacción con plataformas digitales. Para ello, se realizó un estudio exploratorio en el Estado de Quintana Roo, México, en el cual se aplicó una encuesta en línea a personas menores de edad usuarias de internet y redes sociales. Se dividieron las preguntas considerando 3 grupos etarios:  de 6 a 10, de 11 a 14 y de 15 a 17 años. 

En este estudio partimos de un importante postulado: La falta de información sobre situaciones de riesgos en  internet, así como la ausencia en la mediación y acompañamiento parental podría derivar en una situación de vulnerabilidad y, eventualmente, poner en riesgo a los menores de ser víctimas de algún tipo de violencia o acoso online. Esto, debido al aumento de lo que se entiende por “orfandad digital” (Jimenez, Garmendia y Casado, 2018), es decir, aquella situación en la que los adultos pasan largas jornadas conectadas a sus dispositivos, dejando solos a niñas y niños frente a los dispositivos (Jimenez, Garmendia, Casado, 2018). Esta situación puede devenir en hábitos digitales de riesgo, en tanto la desatención y desinformación puede aumentar la vulnerabilidad de las y los menores. 

 

Principales hallazgos del estudio

Uno de los hallazgos interesantes de este estudio es que las y los adolescentes  consideran como factores relevantes el aspecto físico de una persona, el número de seguidores y los interés en común a la hora de aceptar o enviar solicitudes de amistad en redes sociales. Esto es un interesante indicador acerca de los hábitos digitales que tienen al momento de ampliar su red de amigos. De igual forma, pudimos notar que es importante para esta población mantener una buena imagen y reputación en redes sociales, lo que indica cierto uso de las redes sociales para su autopercepción y construcción de su identidad, formando así una autoestima en los entornos digitales(Bandura, Kanfer y Karoli, 1978).

De acuerdo también con los resultados de la encuesta, observamos que para la mayoría de las personas de entre 14 a 17 años es de suma importancia mostrar una identidad digital atractiva, emocionante o interesante en sus perfiles, y para ello realizan publicaciones comparten fotos o “video challenges” en tendencia, mismos que en la mayoría de las ocasiones comparten sin tener un filtro consciente sobre la privacidad de su contenido (es decir, qué personas pueden verles o agregarles en redes sociales). Este hábito digital tiene el potencial de poner en riesgo a menores si se realiza sin conocimientos adecuados sobre privacidad o seguridad digital, pues el contenido disponible puede ser utilizado para fines maliciosos. De igual manera, se observó que un tercio de los menores de edad que respondieron la encuesta habían sido acosadas sexualmente por internet. Los encuestados manifestaron haber recibido solicitudes de fotos o videos con contenido sexual, siendo mujeres la mayor parte de las víctimas reportadas. 

Estos resultados llaman la atención sobre la importancia de profundizar sobre los hábitos digitales en menores de edad, sobre todo aquellas situaciones que pueden ponerles en riesgo o situaciones de vulnerabilidad, en tanto las exponen a ser víctimas de diferentes tipos de violencia online. Es necesario profundizar en el conocimiento sobre el papel del acompañamiento y la información a menores de edad sobre hábitos digitales y seguridad digital, pues los riesgos online vulneran sus derechos más básicos, como el acceso libre a la información y una vida libre de violencia, también en entornos digitales. 

 


 

Nota al pie:

(1) Dadas las connotaciones de los términos de la “pornografía” que en materia conceptual implica una acción  normalizada en la cual participan personas adultas para la realización de actos sexuales de forma explícita, razón por la cual no es adecuado llamarle “pornografía infantil”.

 

Referencias bibliográficas:

ECPAT International (2020). Summary Paper: Online Child Sexual Exploitation. Bangkok: ECPAT International.

ECPAT International y EDIAC/ECPAT México. (2021). Explotación sexual comercial y abuso sexual de niñas, niños y adolescentes en línea: Perspectivas de los sobrevivientes en México. WeProtect Global Alliance.

INEGI (2022). Estudio de Hábitos de los Usuarios de Internet 2022. Disponible en: https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/aproposito/2022/EAP_Internet22.pdf 

INTECO (2013). Guia SOS contra el grooming, padres y educadores, instituto nacional de tecnologías de la comunicación. Disponible en: https://www.observatoriodelainfancia.es/oia/esp/documentos_ficha.aspx?id=4091 

Jiménez, Estefanía; Garmendia, Maialen; y Casado, Miguel Ángel (2018) “Entre selfies y whatsapps” Oportunidades y riesgos para la infancia y la adolescencia conectada, Barcelona, Gedisa.

Livingstone, S., Kardefelt Winther, D., and Hussein, M. (2019). Global Kids Online Comparative Report, Innocenti Research Report. UNICEF Office of Research – Innocenti, Florence, https:// www.unicef -irc .org/ publications/ 1059 -global -kids-online -comparative -report .html. 

Ronces (2019). “La incorporación de la conducta de grooming o ciberacoso en los códigos federal y penal del estado de México”. Disponible en: http://ri.uaemex.mx/handle/20.500.11799/106228.

Save the children (2019) Violencia viral. Análisis de la violencia contra la violencia en la infancia y adolescencia en el entorno digital. Disponible en: https://www.savethechildren.es/publicaciones/informe-violencia-viral-y-online-contra-la-infancia-y-la-adolescencia 

Shin, Wonsun y Kang, Hyunjin (2016). “Adolescents’ privacy concerns and information disclosure online: The role of parents and the Internet”, Computers in Human Behavior, vol. 54, pp. 114-123.

Tejada Garitano, E., Castaño Garrido, C. M., & Romero Andonegui, A. (2019). Los hábitos de uso en las redes sociales de los preadolescentes.

UNICEF (2020) COVID-19: Are children able to continue learning during school closures? A global analysis of the potential reach of remote learning policies. Disponible en:  https://data.unicef.org/resources/remote-learning-reachability-factsheet/.

We are Social & Hootsuite Hootsuite (2022) Digital 2022, Global Overview Report, 2021-2022. Disponible en: https://datareportal.com/reports/digital-2022-global-overview-report

 


 

Crédito de imagen: McKaela Taylor